
Esta fase inicial es, sin duda, nuestra parte más creativa.
Porque somos artesanos zapateros, por nuestro romanticismo y por nuestro sentimiento de proximidad con nuestra cliente, a menudo, los dibujos se realizan aún a mano alzada.
Otras veces se utilizan los programas informáticos que han llegado para quedarse. Ambas opciones requieren de los mismos procesos: Dibujar la horma, pensar la función del calzado, imaginar la altura y la gama de colores y pieles o tejidos que vamos a utilizar…
Es el momento más libre pero a la vez, más restrictivo porque se impone la comodidad y sobre todo, se impone el CLIENTE.
El equilibrio entre el diseño que marca la personalidad de una marca y los diseños que sean comerciales y cómodos es otro reto que tenemos al crear nuestras colecciones.